sábado, 20 de julio de 2013

Entérense, se acabó la esclavitud

| Por Leonardo Calvo Cardenas
LA HABANA, Cuba,  junio, www.cubanet.org -Resulta realmente increíble que a estas alturas las autoridades cubanas estén discutiendo y cuestionando el derecho del campeón olímpico de Beijing 2008 y ex recordista mundial de 110 metros con obstáculos, Dayton Robles, a competir libremente.  El joven atleta guantanamero, después de emanciparse hace unos meses de sus vínculos con la Federación Cubana de Atletismo, recomenzó entrenamientos y ha incursionado en los inicios de la temporada atlética bajo los colores de un Club de Mónaco perteneciente a la federación francesa del deporte rey, hecho que ha provocado la ira de las autoridades deportivas de la Isla.
El caso es que Dayron Robles, después de varios años de una brillante trayectoria deportiva decidió dejar de competir para poner fin así a una lamentable saga de inconsecuencias y desmanes con que el gobierno cubano afecta permanentemente los intereses de los atletas de alto rendimiento.
Siendo Robles estrella mundial, campeón y recordista, tuvo que sufrir, como tantos otros, el escamoteo sistemático de los recursos financieros obtenidos con sus actuaciones. A principios del año pasado, un reportaje televisivo de la periodista Julia Osendi trajo la historia increíble de las pértigas y canoas empantanadas en el puerto habanero varios meses después de concluidos los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011. El mismo reportaje mostró al mismísimo Dayron Robles, visiblemente irritado, protestar con toda la vehemencia que le caracteriza por la ausencia de los compuestos recuperantes tan necesarios en el proceso de intenso entrenamiento.
Robles, quien a sus excelentes condiciones atléticas une su sencillez y buen carácter, amén de una esmerada educación que lo hace capaz incluso de responder a los periodistas en varios idiomas, hace pocas semanas convirtió un aparente y prematuro retiro en conflictivo regreso. El presidente de la Federación Cubana de Atletismo,  Alberto Juantorena,  ha emprendido una cruzada de protestas y reclamaciones ante las autoridades mundiales del deporte que ha vuelto a dejar al descubierto la naturaleza hegemonista e insensible de los gobernantes cubanos.
Juantorena, bicampeón olímpico de 400 y 800 metros planos en Montreal 1976, y ex recordista mundial de 800 y sempiterno aspirante a la Presidencia del Comité Olímpico Cubano (COC), ha reaccionado como el iracundo capataz de una dotación de esclavos ante la huida de valiosa “pieza”. El otrora estelar corredor exigió que se prohíba competir a Robles, por carecer de permiso de las autoridades cubanas, aunque el atleta ya posee licencia por haber causado baja de la Federación nacional.
Juantorena, que parece ampararse en la resolución del Comité Olímpico Internacional (COI) que exige un permiso del país de origen para que un atleta compita en citas estivales bajo otro pabellón antes de los tres años, se comporta como si Robles fuera un objeto, propiedad privada del gobierno de La Habana. El federativo cubano,  con su comportamiento, nos recuerda que en 1978, como estudiante atleta, propuso la supresión del estipendio que recibían todos los estudiantes universitarios, para aportarlo entonces al XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, acción que por cierto lo convirtió por muchos años en la persona más odiada en las universidades.
Sin embargo, este funcionario, ahora enfrentado a los organismos rectores del deporte universal, es solo el rostro coyuntural de un sistema y una mentalidad esencialmente caracterizada por el desprecio a la dignidad y a los intereses de las personas.
El caso Dayron Robles es un capítulo más de esa triste saga de hegemonismo indolente , lo que ha generado durante más de veinte años el éxodo de cientos de talentos que han preferido buscar espacios en otras latitudes.
No debemos olvidar que la voleibolista Regla Torres abandonó el deporte activo muy poco tiempo después de haber sido elegida mejor jugadora del siglo XX. La saltadora Niurka Montalvo, después de contraer matrimonio con un ciudadano español, fue impedida de seguir compitiendo por Cuba y luego de ganar el campeonato mundial las autoridades aquí le negaron la posibilidad de participar en los juegos Olímpicos. Hace pocas semanas, los voleibolistas Wilfredo León ―quien desde niño se había convertido en un prodigio de este deporte― y Yoandry Díaz solicitaron la baja del plantel nacional y la respuesta oficial fue sancionarlos por supuesta indisciplina.
Los gobernantes cubanos son incapaces de reconocer que el mundo cambió y, sobre todo, que el valor que sustenta la modernidad es el respeto y la protección de los derechos e intereses fundamentales de los seres humanos. Autoridades de La Habana siguen considerando a atletas y profesionales como medios básicos ―termino que califica a los objetos útiles como propiedad institucional, cuidadosamente  registrados e inventariados― siempre sujetos a control estricto.
En el momento en que el deporte profesional norteamericano comienza a dejar de ser un absurdo tabú en nuestras pantallas, en el momento en que los primeros peloteros autorizados por el gobierno coinciden, en los terrenos de la Liga Profesional Mexicana de Verano, con algunos jugadores cubanos todavía considerados desertores, el caso Dayron Robles desluce la jugada.
Ojalá Dayron pueda continuar su carrera con éxito y sin sobresaltos. Ojalá este nuevo y lamentable conflicto sirva para que los gobernantes cubanos entiendan de respeto alguna vez, para que podamos disfrutar y enorgullecernos de las actuaciones de los deportistas cubanos donde quiera que estén.
Montesinos3788@yahho.es
 
 
 
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viernes, 19 de julio de 2013

Las revoluciones no son educadas

| Por Manuel Cuesta Morúa
LA HABANA, Cuba, julio, www.cubanet.org -Preferí esperar unos días antes de comentar un tema que considero más importante que las reformas económicas mismas para la reconstrucción necesaria de la nación cubana. El tema es el de los valores. Y si los editores me hacen una concesión, dedicaré al menos un par de trabajos más a tratar el asunto.
Pensé leer en algún momento un texto, un editorial, un comentario o algo similar de parte de las diversas autoridades espirituales del país que al menos tienen una voz pública concedida, en relación con el discurso sobre la decadencia dicho por Raúl Castro Ruz en la clausura de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Nada en el cuarto. La supuesta preocupación de los diversos sectores que administran las almas y tienen una porción de poder en la sociedad parece estar conectada con las necesidades de la mesa de los cubanos y con el precario tejido del mundo empresarial: Dios a los negocios. Y en una falta de visión estratégica mínima, a casi ninguno se le ocurre vincular  la falta de comida con la pérdida de valores, ni apreciar que, a efectos del bienestar social, el alimento moral va primero. ¿En principio no fue el verbo?  Intuyo incluso que a estos le podría resultar raro que alguien sugiera un tipo de relación entre códigos morales y productividad nacional.
Sin embargo están vinculados. Y no solo, ni principalmente, por el tema de la corrupción. Me atrevo a recomendar un texto magnífico que ayudaría a entender las conexiones entre estos ámbitos. El vals de las éticas, del pensador francés Alain Etchegoyen es casi un manual para quien quiera comprender por qué las sociedades desmoralizadas tampoco comen. Bien, como mínimo. Pensemos tan solo que nada es más importante para el mundo de los negocios que la buena fe, concepto que proviene de los mundos morales del cristianismo.
Me extrañó por eso un discurso público del llamado poder revolucionario en torno al tema. Confieso que no lo esperaba y que soy escéptico en cuanto a sus motivaciones. Y explico mis razones.
Las revoluciones no son educadas. O peor. Las revoluciones son mal educadas. Miren si no como los revolucionarios son capaces de dar lo mismo un homenaje que un acto de repudio en Ginebra; en Colón, provincia de Matanzas, o en Nueva York. Y sin educación no hay posibilidad de inculcar valores de ninguna clase. Que la institución  dedicada a la enseñanza lleve el nombre de Ministerio de Educación equivale a confundir nomenclatura y propósito. Creo por eso que un tipo de mega desastre moral se avecina dentro o en los aleros del poder, llevando a la astucia de la razón a una fuga hacia delante para intentar evitar el baño o las salpicaduras. Recordemos el affaire Guevara, el cineasta, o los crecientes rumores de inmoralidad en el centro mismo de la Central de Trabajadores de Cuba. Esa que se dedica a consolar a los empleados ante la realidad de los despidos.
El problema crucial es que las revoluciones no generan valores sobre los valores que destruyen. Esa es una tarea imposible. El paradigma moral de la educación pública cubana, ser como el Che, —Che para sus amigos— ha sido burlado en cada generación sucesiva con evidente desenfado, casi descaro. De hecho, si las primeras generaciones instruidas a finales de los 60 y principios de los 70 del siglo pasado se acercaban al ideal, no era porque estuvieron cumpliendo la moral incipiente de la revolución, sino porque eran niños y niñas educados que respetaban lo que le dijeran padres, abuelos y aquellos buenos maestros. En la medida en que ese concepto de respeto a los mayores fue degenerando, decaía con la misma fuerza la imitación del modelo revolucionario. Estoy diciendo lo que digo: las posibilidades de los valores revolucionarios dependieron siempre de la solidez de los valores burgueses.  La revolución francesa se salvó por dos razones ajenas a su dinámica: la primera es que sus ideales fueron elaborados en la mesa de la Ilustración, no imaginados por Robespierre; la segunda es que uno de los hombres más admirados en su historia, Napoleón, fue un contrarrevolucionario a quien se le ocurrió un proyecto excelente para salvar el espíritu igualitario de 1789: un código civil que se deshizo de todo el lenguaje entre ampuloso y vulgar de los revolucionarios. Entonces Francia, sin reyes y más igualitaria, readquirió sus antiguos modales aristocráticos, que perduraron y perduran más allá de la rebelión anti burguesa de Mayo de 1968.
Del resto de las revoluciones ni hablar. Una revolución que dura, como la mexicana o la cubana, destruye valores sin crear aquellos que los puedan sustituir. México pudo irse salvando porque contaba con un Octavio Paz o un Carlos Fuentes que a su manera expresaron el triunfo de la contrarrevolución y con ello la salvación de parte de los ideales originarios de la Revolución Mexicana. Pero la llamada Revolución Cubana no pudo generar a su contrarrevolucionario de talla, decente y de buenas maneras, aunque había gente con estatura, para detener la máquina productora y reproductora de sus excesos, salvando así cualesquiera que fueran sus ideales iniciales.
El problema es doble: la violencia y el lenguaje
Como todos sabemos bien y sufrimos a diario, la violencia es indecente por partida doble: no le gustan los argumentos ni se basa en argumentos. Su relación con los demás no tiene racionalidad moral y tiende a destruirlos al primer conflicto. Y el lenguaje típico de ella, que es el otro y mismo rostro de la violencia, solo es capaz de expresar las necesidades reductoras de la revolución en un círculo vicioso entre matar al enemigo y destruirlo con sonidos guturales y palabras soeces.
Y el asunto es estructural. Sin violencia y reducción ruda y vulgar del lenguaje no hay revolución. Recordemos que el lenguaje de la revolución cubana se alimenta de dos fuentes: la rudeza del habla rural y la dureza de la marginalidad. Cuando se escucha la conga revolucionaria uno se espanta por su lenguaje, pero entiende que sin esos términos el proceso iniciado en el 59 hubiera durado lo que un merengue en la puerta del colegio. Cuando se atiende al discurso oficial nos enredamos entonces entre metáforas violentas como las de las cargas al machete, la del planazo o el darle duro al enemigo.  Frente a estas metáforas, ¿cuál es el poder de la lógica, del más simple silogismo o del pensar complejo?  Me he preguntado siempre por qué la mayoría de los físicos no son revolucionarios. Una respuesta se encuentra en la complejidad de su lenguaje. La otra, en que la mayoría es gente decente.
Pero sin lenguaje no hay valores. Llamo lenguaje al discurso revolucionario por incapacidad para darle otro nombre a la articulación de un habla específico. En puridad, las revoluciones son la eliminación de todo tipo de lenguaje para sustituirlo por la articulación bien estructurada, como en la cubana, de la violencia verbal y de la violencia física. No por gusto las revoluciones crean una paradoja a simple vista inexplicable: en ellas el lirismo adquiere una altura tal que confunde a quienes la observan bien de cerca en sus acciones cotidianas y prosaicas.
En este sentido,  la poesía de Silvio Rodríguez  —vivo en un país libre, cual solamente quiere ser libre—enmascara la vulgaridad social, la palabra gusano viene aquí a la mente, y sublima la retórica demagógica y eufemística de un poder   — ¿hay un eufemismo menos imaginativo que el de libreta de abastecimiento?—   que no fue capaz de comunicar ni una sola idea trascendental. Cuando desaparecen la poesía y la retórica, los únicos momentos en los que las revoluciones viven más o menos en paz, ¿qué queda?  La queja por unos valores destruidos, el intento, bastante hipócrita por cierto, de recuperarlos desde una ficción aristocrática que no va, o no debería ir, con los revolucionarios, y el espanto del hablar popular que traduce en todos los niveles la ausencia de ideas y de imaginación.        .
¿Pero no habíamos quedado en que el lenguaje de ayer era el de la burguesía en decadencia, bien retratada en la película Memorias del Subdesarrollo? ¿Por qué suponemos que el discurso público del reggaetón no es el mismo discurso privado de los revolucionarios? Un revolucionario decente es un disidente inconfeso.
Algo huele mal. Parece que reivindicar el hablar y las maneras del burgués,  lo único que permanece después del desastre de toda la gestualidad revolucionaria, es la operación retórica equivalente a los campeonatos de Golf ganados en el seno mismo del castrismo decadente. Esa sería una movida creíble si viniese acompañada de la crítica profunda de la revolución misma. Todo lo demás es como culpar al pueblo de ser culpable por ser el pueblo. Una culpa transferida a un mal lugar, narrada tardíamente y que nos hace lucir como estúpidos: se nos quiere hacer creer que los Castro hicieron ayer el viaje de Galicia a Cuba para encontrarse en medio de la nada vulgar.



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jueves, 18 de julio de 2013

El mérito de Fidel Castro es haber mutado de pandillero a "revolucionario"

El genocida que cazaba torcazas

| Por Odelín Alfonso Torna
LA HABANA, Cuba, julio, www.cubanet.org -El periodista oficial Luís Hernández Serrano descubrió, hace seis años, que Fidel Castro usaba la escopeta preferida del escritor norteamericano Ernest Hemingway en las prácticas de tiro previas al asalto al Cuartel Moncada. Según Serrano, un señor llamado Fernando Silvano Nuez Sánchez, le facilitaba a Fidel el armamento sin que Hemingway lo supiese.
Cuenta Hernández Serrano que, en sus andanzas, Fidel Castro coincidió un día, en el club de cazadores El Cerro, con el coronel Blanco Rico, de la policía del dictador Fulgencio Batista. Rico le preguntó para qué estaba haciendo prácticas de tiros, a lo que Fidel respondió: Estamos practicando porque tenemos una cacería de torcazas.
Sin ninguna intención de satanizarlo -todo lo contrario-, el periodista Luís Hernández dice que Fidel, con esa “fina ironía neutralizó a Blanco Rico”. Días después, el oriente de Cuba fue escenario de acciones violentas, perpetradas por Castro y sus acólitos contra los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.
Otro de los tantos archiveros de la Revolución cubana, Mario Mencía, afirma que la idea de Fidel Castro siempre fue insurreccional: “La insurrección siempre implica al pueblo participando en hechos armados, por eso es que prepara un contingente de civiles y los adiestra militarmente”.
Según el historiador Carlos Henrique Rodríguez Lora, el jefe de acción en Bayamo, Raúl Martínez Arana, tenía orientado por Fidel Castro volar los puentes con las dinamitas robadas de las minas de Charco Redondo, y así tomar el cuartel Carlos Manuel de Céspedes, con ocho soldados que dormían en la barraca. El también historiador bayamés Aldo Daniel Naranjo, dijo que después del frustrado asalto al cuartel de Bayamo, el revolucionario Ñico López disparó desde el busto de Tomás Estrada Palma contra un jeep del ejército, dándole muerte a Gerónimo Alba, jefe de la policía.
Durante más de cincuenta años, para los periodistas e historiadores oficialistas, esta “cacería de torcazas” trasciende como un capítulo de heroicidad, estigmatizando aquellos soldados inocentes que fueron sorprendidos y asesinados por los seguidores de Fidel Castro.
Los testimonios sobre aquella masacre se repiten años tras años. En los días previos al 60 aniversario del asalto al Cuartel Moncada, historiadores y sobrevivientes dejan su impronta en una serie televisada, al final de cada edición del Noticiero de la Televisión Cubana. Uno de ellos, que combatió cerca de Fidel, Guillermo Elizalde, dijo que “el Moncada fue correcto, no había otra cosa que hacer”.
Antes de la insurrección del Moncada, hecho donde murieron 62 ciudadanos de uno y otro bandos, no se puede hablar de Fidel Castro al frente de un proyecto político y social convincente. Su mérito es haber mutado de pandillero a “revolucionario”.
Pero las generaciones venideras de periodistas e historiadores también tendrán que enumerar los fusilamientos por “traición a la patria”, sedición o escarmiento. El tirano de “fina ironía” carga sobre sus hombros, entre muchos otros crímenes, el de más de 70 mil muertos en el estrecho de la Florida y 3 mil en misiones internacionalistas.
odelinalfonso@yahoo.com



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Viaje a pueblos muertos

| Por Alberto Méndez Castelló
Museo al resguardo de la memoria guajira
Museo al resguardo de la memoria guajira
PUERTO PADRE, Cuba, julio, www.cubanet.org -Un evento científico sobre comunidades rurales, auspiciado por la universidad Vladimir Lenin, de Las Tunas, tuvo una subsede aquí, el pasado 29 de junio. Especialistas del Reino Unido, Uruguay y Cuba, estudiaron, entre otros imperativos, cómo reanimar la cultura rural.
Los participantes visitaron un conjunto de edificios de apartamentos, un barrio de pescadores y otro de antiguos campesinos, instalados al otro lado de la carretera circundante al extremo sur de Puerto Padre.
Construidos por micro brigadas, en los años setenta, en los edificios del distrito conocido por La Micro residen personas de los más disímiles orígenes sociales, los menos son campesinos. El barrio Boquerón, junto al litoral, en otro tiempo habitado por pescadores, cuando aquí había una próspera actividad, hoy apenas cuenta con barcos, y, luego de que el ciclón de septiembre de 2008 se llevara el atracadero, este es un puerto sin muelle.
Itabo es voz indígena que aquí todavía se emplea para nombrar un antiquísimo camino carretero. A ambos lados de Itabo crecieron cañaverales, sembrados de plátanos y de otros cultivos, además de potreros, cuyos dueños, desde las postrimerías de la década del setenta, comenzaron a vender para solares. Desde entonces puede verse allí gente de campo. Ahora existen desde bohíos hasta chalets, pero no hay tiendas, farmacias, ni nada que les haga la vida cómoda; no hay calles pavimentadas, ni alcantarillado, y la mayoría de los vecinos hace sus necesidades fisiológicas en letrinas, contaminando las aguas del manto freático. Itabo es un barrio de campesinos sin campo.
¿Qué hacen en Itabo, El Boquerón o La Micro quienes estudian las comunidades rurales? ¿Qué cultura rural pueden reanimar en quienes salieron del campo porque de él no consiguieron sacar más que sus bohíos llevándoselos en una carreta?
Ahora las autoridades entretienen los ocios de los campesinos putativos llevando juegos rurales a tales lugares, que no son comunidades campesinas, con todo y que la sociología haya incorporado nuevos conceptos como el de “la nueva ruralidad”. La mayoría de las comunidades rurales de este municipio desaparecieron con el batey, la aldea nacida con la grúa cañera y el ramal de ferrocarril, que les dio vida uniéndolas con el central azucarero, valga decir con una civilización ya fallecida en esta Isla.
Las autoridades bien pudieron pedir a los integrantes del evento científico que concentraran sus estudios en Pozo Prieto, Merchán, La Caoba o La Julia, comunidades verdaderamente rurales, cuyos vecinos están emigrando hacia los barrios marginales de las ciudades, donde la vida es más llevadera que en el rudo ambiente campesino.
Desaparición del batey
Para reanimar la cultura rural en Cuba debían, en primer lugar, resucitar el batey. Pero el batey sólo es posible levantarlo sobre una economía agroindustrial próspera, imposible de lograr con la planificación socialista.
Establecidos en el campo con el único propósito de ganar dinero produciendo caña para fabricar azúcar, los pobladores del batey fueron, mayoritariamente, gente de los barrios marginales de las ciudades, o inmigrantes europeos, norteamericanos y caribeños. Obreros agrícolas, operadores de grúas, pesadores, tractoristas, camioneros, carreteros, tenderos, cocineros, mecánicos, administradores, capataces, contables, colonos…
Vivienda del administrador en el central Cunagua
Vivienda del administrador en el batey del central Cunagua
Desde la nacionalización de la mediana propiedad rural, por la Segunda Ley de Reforma Agraria, en octubre de 1963, y hasta la generalización del corte de caña mecanizado, bien entrados los años setenta, miles de… “voluntarios,” fueron llevados a cortar caña y repartidos por cuanto batey contara con albergue suficiente. No pocos hombres de ciudad se casaron con mujeres de campo y vivieron en él hasta la desaparición del batey de la campiña cubana.
Pero, en esencia, aunque no puede considerarse el batey como zona urbana, al carecer de calles pavimentadas, alumbrado público, alcantarillado o acueducto, ninguna de estas personas, habitantes permanentes o temporales del batey, puede considerarse gente de campo o población campesina, a pesar de la ruralidad atribuida por conceptos sociológicos a quienes viven en la ciudad y trabajan en el campo manteniendo rasgos de cultura campesina.
Población campesina es más que un concepto demográfico o sociológico, en tanto es la que aporta color, olor, sabor, sonido y textura al campo de cualquier país, y, sobre todo, es el segmento de población que además de proveerla de alimentos, imprime en la nación valores éticos y persistencia como pocos cuando el estatismo la invade.
En 1953, la población cubana era de seis millones de habitantes en cifras redondas. Trescientos cincuenta mil eran trabajadores agrícolas que sólo percibían 190 millones de pesos, el 10 % de los ingresos nacionales. Con tan escaso presupuesto debían mantener a sus familias, dos millones cien mil personas, un poco más de un tercio de la población del país vivía con un promedio anual por persona de 91.56 pesos, $ 0.25 por día. A pesar de ese estado de necesidad, en el campo cubano prácticamente eran desconocidos los delitos de hurto y sacrificio de ganado y de robos con fuerza.
En 2002, poco más de once millones de habitantes integraban la población cubana, de ellos poco más de cuatrocientos mil trabajaban en la agroindustria azucarera, percibían sólo 1/20 parte del precio de la libra de azúcar exportada, a 0.10 USD, y con tales ingresos debía sustentar a sus familias, poco más de dos millones de personas. Ocioso resulta repetir en qué medida están afectando a la economía y a la sociedad cubana los delitos contra la propiedad y la falta de valores morales por la transculturización del comunismo de Europa del Este hacia la sociedad rural cubana.



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miércoles, 17 de julio de 2013

Fidel Castro violentó el mito de Robin Hood


 | Por Tania Díaz Castro
LA HABANA, Cuba, julio, www.cubanet.org -Cuando nos preguntamos por qué nuestra sociedad está enferma, por qué se está perdiendo el respeto en las relaciones humanas, hay que encontrar la respuesta en nuestro dictador, que ha violentado las buenas costumbres del país.
Hasta su propio sucesor se ha visto obligado a hacer hincapié en la lucha contra el fraude, algo que tiene mucho que ver con la mentira, el robo y la corrupción, males que se acrecientan a diario en la Cuba fidelista.
Destacó el actual presidente del régimen, en la Asamblea Nacional, cómo se ha retrocedido en cultura y civismo ciudadanos. Por otra parte, culpó de ese mal social a los encargados de hacer cumplir lo establecido, como si éstos no fueran también los que han retrocedido, o más bien los que han dirigido el retroceso.
El mes pasado se dio a conocer en la prensa un gran fraude en el sistema educativo, relacionado con la prueba de matemáticas aplicada para los estudiantes de onceno grado, en La Habana, donde están implicados profesores y trabajadores de la antigua imprenta Omega, del Cerro, detenidos y acusados por las autoridades policiales.
Estamos, sin duda alguna, ante una sociedad cuyo culto al que miente, roba, lucra, extorsiona… crece como la verdolaga. Todo como consecuencia de las mentiras de Fidel Castro, quien violentó el mito de Robin Hood, al robar las riquezas de quienes las poseían legalmente, para fingir repartirlas entre los pobres, quienes, ya que no alcanzaron lo prometido, ahora le mienten y le roban a él.
¿Recuerdan ustedes cuántas veces juró que no era comunista? Primero, en la revista Bohemia, el 15 de julio de 1956; luego, el 16 de enero de 1959, ante la tumba del líder ortodoxo Eduardo Chivás. Repite la mentira unos días después, el 23 de enero, en Caracas, Venezuela, donde además señala que celebrará elecciones generales en dos años. El 8 de mayo, vuele a decir que no es comunista, en un discurso. Y  lo hace por última vez el día 21 de ese mes.
Una de sus más grandes e increíbles mentiras fue aceptar la cifra de  veinte mil revolucionarios muertos por la dictadura de  Fulgencio Batista. Ni siquiera le importó que Miguel Angel Quevedo, desde su exilio en Venezuela, haya revelado que esa cifra fue un invento del periodista Enrique de la Osa, en la Revista Bohemia.
Por estos días se repite en la prensa que Fidel Castro recorrió 40 mil kilómetros para crear un movimiento revolucionario, que habló con cada uno de los mil 200 hombres que aglutinó en su organización y que todos recibieron entrenamiento militar para llevar a cabo el asalto al Cuartel Moncada.
Nos gustaría hacerle unas preguntas: ¿Por qué no se ha erigido en Cuba un monumento a las veinte mil víctimas de la dictadura batistiana, donde se puedan conocer sus nombres y apellidos, por qué no se nombran los mil 200 que realizaron entrenamiento en toda la isla, sin que el ejército de entonces pudiera descubrirlos? ¿Por qué no hacer esos monumentos, si en Pretoria hay uno donde aparecen todos los nombres y apellidos de los dos mil cubanos caídos en tierras africanas?
¿Por qué en el tomo 6 de la Historia de Cuba, preparado para los escolares por la editorial Pueblo y Educación, en 1978, y confeccionado por destacadas personalidades de la cultura, como los doctores Julio Le Riverent, Waldo Oliva Brunet y otros, dice que fueron mil 400 los que se entrenaron para el Asalto del Moncada? ¿Cuáles son los 200 revolucionarios que hoy la prensa castrista quiere ocultar?
Para decir mentiras y comer pescado hay que tener mucho cuidado. Baste saber que de padres mentirosos, salen hijos mentirosos y de un gobernante mentiroso, una sociedad como la nuestra, donde se ven malformadas las buenas costumbres de los cubanos.


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ONU: Si hay misiles en el buque norcoreano, se habrían violado las sanciones


 
Washington y La Habana discutirán 'muy pronto' el caso. Pyongyang finalmente responde y dice que el armamento forma parte de 'un acuerdo legal'.

La ONU advirtió este miércoles que si se confirma que el buque norcoreano retenido en Panamá lleva misiles sería una violación de las resoluciones internacionales y dijo que dependerá del comité de sanciones pronunciarse al respecto, reportó EFE.
"El secretario general (Ban Ki-moon) está al tanto de lo ocurrido y depende del comité de sanciones sobre Corea del Norte del Consejo de Seguridad pronunciarse sobre el tema", dijo ante la prensa el portavoz de la ONU, Martin Nesirky.
El portavoz añadió que todos los Estados miembros están obligados a cumplir las resoluciones del Consejo de Seguridad y dijo que si finalmente se confirma que el buque procedente de Cuba retenido en Panamá lleva misiles, sería una "violación" de esas resoluciones.
Por su parte, el embajador británico, Mark Lyall Grant, dijo ante la prensa que a falta de una investigación más exhaustiva sobre lo ocurrido, todo parece indicar que se trataría de una violación del embargo de armas al régimen de Pyongyang.
El barco Chong Chon Gang permanece retenido desde el lunes en un puerto de Colón y el Gobierno panameño ha pedido que sean expertos de la ONU, Estados Unidos y el Reino Unido quienes "evalúen la enorme cantidad de armamento" no declarado.
La Habana admitió que el buque de carga norcoreano transportaba 240 toneladas métricas de armamento defensivo de la Isla en estado "obsoleto" y para ser "reparado y devuelto", además de 10.000 toneladas de azúcar.
Hasta el momento, las autoridades de Corea del Norte no se han pronunciado sobre el caso, mientras que el Gobierno de Estados Unidos ha apoyado la decisión de Panamá de retener el barco y ha ofrecido su cooperación en el registro.
Por su parte, el Gobierno de Corea del Sur instó al Consejo de Seguridad de la ONU a intervenir "con rapidez" en caso de que se confirme que el barco interceptado en Panamá procedente de Cuba transportaba misiles a Corea del Norte.
El carguero actualmente es sometido en el puerto de Manzanillo, en la ciudad de Cólón, cerca de la entrada del Canal de Panamá por el Caribe, a una minuciosa revisión que se calcula que podría durar entre ocho y diez días, según las autoridades panameñas.
'Es un contrato legítimo', dice Corea del Norte
Washington y La Habana discutirán "muy pronto" el caso del buque, informó este miércoles una portavoz del Departamento de Estado, según AFP.
"Le hemos dicho a los cubanos que vamos a hablar con ellos muy pronto del barco", dijo a periodistas la vocero del Departamento de Estado, Marie Harf.
Mientras tanto, medios estatales de Corea del Norte afirmaron este miércoles que el armamento incautado hace parte de "un acuerdo legal" con el régimen de La Habana.
"Este cargamento no es más que armas ya viejas que serán enviadas de vuelta a Cuba luego de ser reacondicionadas, según un contrato legítimo", indicó la Agencia Central de Noticias de Corea citando al ministerio.
"Las autoridades de Panamá deberían liberar a la tripulación detenida y dejar partir cuanto antes al buque", agregó.
Norcoreanos viajan a Panamá
Este miércoles, el gobierno de Panamá autorizó el visado de entrada a dos funcionarios de Corea del Norte establecidos en La Habana para que inspeccionen el barco y ofrezcan su versión.
Una fuente del Ministerio de Relaciones Exteriores de Panamá dijo por teléfono a The Associated Press que la visita permitirá tener las explicaciones oficiales de Corea del Norte sobre la embarcación.
Panamá no tienen relaciones diplomáticas con Pyongyang, aunque sí con La Habana.

Las imágenes del buque norcoreano: azúcar y misiles

(XINHUA)

Proveniente de Cuba y con material bélico no declarado fue capturado en un puerto del Caribe panameño.



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A 19 años de una tragedia - América TeVé

HOMENAJE A LAS VICTIMAS DEL REMOLCADOR 13 DE MARZO

Marcha UNPACU 13 de julio

martes, 16 de julio de 2013

Esperando la Guagua VCD PAL]

"Aventurarse con ideas propias, u osar contradecir al jefe supremo, puede representar tener los dias contados"

Desacuerdo entre Raúl Castro y Marino Murillo

 | Por Orlando Freire Santana
LA HABANA, Cuba, julio, www.cubanet.org -La edición del periódico Granma correspondiente al pasado lunes 8 de julio contiene la información referida al último día de sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Cualquier lector que examine detenidamente los materiales publicados hallará una incongruencia entre lo expresado por el gobernante Raúl Castro, y lo expuesto por el vice primer ministro Marino Murillo.
El general-presidente, en el discurso de clausura de la sesión, y al referirse a la marcha de la actualización del modelo económico, declaró que “se excluye la utilización de terapias de choque y el desamparo de millones de personas que caracterizan a las políticas de ajuste aplicadas en los últimos años en varias naciones de la rica Europa”. El menor de los Castro se estaría refiriendo, entre otros aspectos, a la virtual paralización del proceso de reducción de plantillas en las empresas y entidades estatales, un paso evaluado como esencial para aspirar a la eficiencia del hipertrofiado aparato estatal.
El zar de la economía cubana, por su parte, al comentar sobre la implementación de los Lineamientos de la Política Económica y Social, adujo que la modernización del sistema empresarial constituye la tarea más importante que, a partir de ahora, tiene ante sí la actualización del modelo económico. Y en ese contexto, al reconocer la existencia de empresas que trabajan con pérdidas, señaló que “ahora se propone que se redimensionen, se fusionen con otras, o sencillamente cierren. Lo que no pueden es quedarse con pérdidas, porque son casi 50 las empresas en ese estadio hoy”.
Claro, el señor Murillo no especificó qué se haría con los trabajadores en el caso de las empresas que deban cerrar. A lo sumo recibirían uno o dos meses de salario, y después, ¡sálvese el que pueda!  Eso es lo que ha pasado con el personal declarado disponible en los últimos tiempos. Y la hipótesis de que el trabajo por cuenta propia pueda asumir a un número considerable de despedidos del sector estatal, no parece muy viable. Dos de las ocupaciones más demandadas: elaborador vendedor de alimentos, y vendedor de útiles del hogar, enfrentan un escenario nada halagüeño. Los primeros ya casi se dan cabezazos en nuestros pueblos y ciudades, y abundan los dueños de cafeterías que han decidido entregar las licencias, víctimas, además de los altos impuestos, de la carencia de un estudio de mercado previo a la apertura de sus negocios. En cuanto a los cuentapropistas que ofertan útiles del hogar, el propio Murillo, ante las acusaciones de que ellos explotan al pueblo trabajador al revender a precios superiores los artículos que adquieren en las tiendas estatales, indicó que “eso será objeto de regulación”.
Entonces, y de acuerdo con las perspectivas del señor Murillo para el sistema empresarial en el año 2014, si no fuera posible redimensionar o fusionar las 50 empresas irrentables, no quedará otra opción que cerrarlas. Si tomamos un promedio de 200 empleados por empresa, tendríamos un total de 10000 personas lanzadas a la calle. Y si eso no es terapia de choque, no hay nada que se le parezca más.
Marino Murillo parece haber contado hasta el momento con la confianza de la cúpula castrista. Sin embargo, la historia nos ha enseñado que los funcionarios que aquí permanecen en sus cargos son los que repiten el punto de vista del máximo líder de turno. Aventurarse con ideas propias, u osar contradecir al jefe supremo, puede representar tener los días contados.

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Frente femenino de la UNPACU en labores sociales y activismo en las calles

El castrismo desaparecio hasta el cafe

lunes, 15 de julio de 2013

Apestados por homosexuales


 | Por Ibis Pascual
VILLA CLARA, Cuba, julio, www.cubanet.org – Los jerarcas de la Dirección del Ministerio de Educación, en Villa Clara, no aceptan la orientación sexual de Héctor Toledo Cruz, profesor de una escuela primaria en la provincia. La declaración pública de su homosexualidad se ha convertido en una espina en el zapato para el sistema.
Lo peor es que no sólo les ha molestado a los jefes. El descontento social en la escuela donde trabaja, ha dejado atrás de un tirón sus elogiados triunfos como educador y su ejemplar comportamiento público. Muchos de sus colegas, y hasta padres de sus alumnos, resguardados por el gobierno, se han disparado en su contra con quejas, burlas y fabulaciones, hasta un punto que trajeron como consecuencia que Toledo Cruz tuviera que pedir amparo en la institución de educación perteneciente a Sierra Morena, un pequeño poblado de la costa norte de Villa Clara.
Pero los dirigentes municipales hicieron caso omiso. Al contrario, entre los expedientes que se tramitaban para posibles misiones en el exterior, el de Toledo Cruz fue el único que regresó con una cuartilla adjunta que enmarcaba diferentes sugerencias y recomendaciones, devaluándolo como “no confiable”.
Toledo entonces se ha visto obligado a pedir traslado hacia otra pequeña escuela rural, alejada totalmente de la sociedad. En tanto, su pareja, cuentapropista en el oficio de barbero, también se ve afectado. Pues le clausuraron el pequeño local que tenía como barbería, alegando los inspectores que dicho lugar no presentaba las medidas higiénicas necesarias para tal función. Aún hoy no encuentra un nuevo lugar adecuado para volver a instalar su barbería y recuperar su clientela, razón por la que tal vez complazca a las autoridades abandonando igualmente el pueblo.
En resumen, Toledo Cruz, hasta hace muy poco prestigioso y muy respetado profesor, ha debido optar por difuminarse en una escuela de campo con solo cinco alumnos, ya sin prestigio ni laboral ni humano. Mientras, su pareja deambula de un lado para otro buscando desesperadamente el modo de sobrevivir.
Todo parece indicar que a estas alturas ser homosexual, especialmente en un pueblo de provincia, es peor que un delito, a pesar de la fábula con que los medios de divulgación insisten en demostrar lo contrario.

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"La solución para el rescate de los valores, mediante campañas y jornadas populares, es otra de las fanaticadas que culminará sin resultados"

Ladrón que roba a ladrón…

 | Por Augusto Cesar San Martin
LA HABANA, Cuba, julio de 2013, Augusto César San Martín Albistur/ www.cubanet.org.- Por estos días, los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) realizan reuniones con  el objetivo de implementar una campaña contra la indisciplina social y las ilegalidades.
En la reunión del CDR del lugar donde resido las intervenciones se hicieron eco del último discurso del presidente Raúl Castro, en el que refiere la crisis de valores que adolece a la sociedad cubana.
Volcados todos a llevar a la práctica la última orden que dio el general, omiten las verdaderas causas del desorden y el deterioro de los valores morales.
El primer omiso fue el vecino Carlos Rafael Miranda Martínez, coordinador nacional de los CDR, promovido recientemente al Consejo de Estado. El funcionario exhortó a los reunidos del barrio a participar en la próxima jornada cederista de tres días para rescatar los valores, higienizar los lugares de residencia y eliminar las indisciplinas.
Otros participantes evocaron el asalto al cuartel Moncada el 26 de julio como guía para eliminar las ilegalidades y rescatar los valores perdidos. Los dirigentes locales dispusieron el final de la “batalla revolucionaria”, en septiembre, mes que los CDR celebran su aniversario.
Estas reuniones son la manifestación de la hipocresía fanática, lo peor del deterioro moral de la sociedad cubana. ¿Podrán rescatarse los valores morales perdidos en una jornada de tres días? Ese “entusiasmo revolucionario” es también parte de la pérdida de la honradez que acaba de descubrir el general.
Se ve normal el robo al Estado, porque el pueblo se percató de que los gobernantes atesoran los bienes estatales y lucran de ellos. Con esta visión del Estado, se acomodó la máxima de “¨ladrón que roba a ladrón,  tiene cien años de perdón”.
Se construye ilegalmente y se ocupan viviendas porque existe déficit habitacional y un deterioro constructivo en más del 70% de las viviendas de la capital.
Se incumplen los horarios laborales porque  los salarios no incentivan la productividad y se  requiere realizar otras actividades para completar la economía doméstica.
Se soborna, revende, acapara porque es parte de la supervivencia impuesta por el sistema socialista a los cubanos, por más de medio siglo.
El gobierno acaba de descubrir que los cubanos son  altos consumidores de alcohol después de ofrecer el circo durante cincuenta años, pero con poco pan.
Se revela con asombro que el pueblo es mal educado y destructor de los bines sociales, después de imponer maestros sin educación en el sistema de enseñanza. Profesores sin vocación que abandonan las aulas durante la jornada, venden exámenes y promueven el culto al vocabulario obsceno.
Hace muchos años, los que el General-Presidente llama detractores de su revolución, advierten sobre la pérdida de valores en la sociedad cubana. Pero hizo falta un arrebato revolucionario para descubrir la destrucción social.
La solución para el rescate de los valores, mediante campañas y jornadas populares, es otra de las fanaticadas que culminará sin resultados.
La educación y el valor de la familia en la sociedad son dos de los principales factores sustituidos, durante todo este tiempo,  por principios políticos decadentes. Rescatarlos  llevará la misma meticulosidad y tiempo que tomó al gobierno en destruirlos.

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Una de las tantas locuras de Fidel Castro

El bungalow de los Diez Millones

 | Por Alberto Méndez Castelló
Castro, dando uno de sus interminables teques sobre los 10 Millones en la tv cubana. Nótese la mirada de profunda concentración y la actitud profesoral
Castro, dando uno de sus interminables explicaciones sobre los 10 Millones en la tv cubana. Nótese la mirada de profunda concentración y la actitud profesoral
PUERTO PADRE, Cuba, julio, www.cubanet.org – Aunque oficialmente se le diera partida de nacimiento en La Habana, con fecha 27 de octubre de 1969, la Zafra de los Diez Millones nació aquí, el 14 de julio de ese año. “En el central Antonio Guiteras se efectuó el acto de inicio de la Zafra de los Diez Millones. El comandante en jefe Fidel Castro pronunció el discurso de clausura”, nos dice Cronología de Puerto Padre, publicación del Instituto Cubano del Libro en Las Tunas.
Con su discurso del 27 de octubre, Fidel Castro declaró iniciada aquella locura, pero ya por entonces hombres, mujeres, niños y ancianos de esta región llevábamos más de tres meses cortando y alzando cañas.
Luego, el propio dictador cortaría caña en Puerto Padre, donde le acondicionaron expresamente un cañaveral que todavía algunos recuerdan como “el campo de Fidel.” Para que pernoctara esa noche, le fue construido un bungalow especial bajo los árboles, en un sitio de ambiente bucólico, junto al río Parada. Aunque destinado a otros usos, el bungalow existe todavía y no pocos le llaman “la casa de Fidel.”
“La Zafra del 70 tuvo muchas secuelas. Yo tenía la convicción, desde mucho antes, de que no se podían hacer los diez millones; había estado llevando todas las inversiones, tanto de los centrales como de la caña. (…) El nivel de locura, de desesperación era tremendo porque estaba, además, el compromiso de todos, aun de aquellos que no creíamos que esa meta era posible”. Así he leído en el artículo Zafra de los 10 millones: las lecciones sí van, publicado, el pasado 14 de junio, por el semanario 26, órgano del Comité Provincial del Partido Comunista en Las Tunas, citando a la arquitecta Selma Díaz, quien fuera directora de Planes Regionales en el departamento de Planificación Física del Ministerio de Obras Públicas.
A propósito de aquel disparate de pretender producir 10 millones de toneladas de azúcar, yendo contra los pronósticos de los especialistas, el semanario 26 no menciona a los responsables, ni cuantifica el derroche de los recursos humanos y materiales. Sólo dice: “Fue un error de voluntarismo que la realidad demostró crudamente” .
¿Error de voluntarismo? En la cosecha de caña que paralizó el quehacer material y espiritual de toda una nación para enyugarla a la fabricación de azúcar, no existió voluntarismo, sino el simple absolutismo demencial de Fidel Castro.
Y todavía, hace muy pocos días, su hermano y sucesor, el general Raúl Castro, se quejaba del comportamiento de los cubanos, reconociendo públicamente lo que venimos denunciando desde hace muchos años, o sea, que la moral y cívica son concepciones desterradas por la revolución de la sociedad cubana.
No es que ya no seamos capaces de producir azúcar. Es que somos incapaces de comportarnos con la  educación, las buenas maneras y la dignidad de nuestros antiguos cortadores de cañas.
Los motivos que hacen de los cubanos seres vociferantes e inútiles productivamente, vienen desde lejos, de cinco decenios atrás, y ahora estallan por haberlos ocultado y disfrazado tan larga e indolentemente.
Olvidados de sus tenebrosos y ridículos fantasmas, como el de la Zafra de los Diez Millones, y sin patriarcas omnipresentes, los cubanos podrán recuperar las costumbres de sus ancestros. Fabricarán tanta azúcar como demande el mercado y humanamente puedan producir, sin que nadie tenga que derrochar el producto de su esfuerzo construyendo un bungalow para que sirva de hotel al dictador por una sola noche de su vida.

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