REPUBLICA DE PANAMA CAPITULO V (Continuación)
(55)
Varias personas se hicieron
eco de este llamado y comenzaron a colocar objetos en la puerta, para
evitar la entrada y salida de vehículos.
Siguieron sumándose personas a la protesta y ya eran unas 400 las que pedían visas y libertad.
Los
ánimos fueron caldeándose y la emprendieron contra un camión de la
“NIKOS CAFÉ”, el cual había traídos parte de nuestros alimentos y se
iba del campo.
Los
manifestantes trataron de volcar el camión, pero no pudieron, los
cristales del mismo no corrieron con la misma suerte y fueron hechos
añicos. Quedó prácticamente destruido. Los soldados contemplaban la
escena impasibles, aunque reforzaron los exteriores del campo.
Por la tarde, los ánimos estaban más calmados, pero la situación seguía tensa.
A
la hora de la cena, sólo lo hicieron los niños y las mujeres. La puerta
continuaba obstruida, por lo que no había podido entrar ni salir
vehiculo alguno.
Se
anunció por el altoparlante que todas las personas debían ir hacia el
área del televisor, que un funcionario de la Embajada norteamericana,
en Panamá, les iba a dirigir la palabra. Todos se agruparon en el lugar
para escuchar las palabras del embajador.
Todos
estaban esperanzados que el Sr. Embajador dijera algo bueno con
relación a las visas y nuestra entrada a USA, pero no fue asi.
Después de presentarse y saludarnos en perfecto español nos dijo:
Señores,
debo decirles que la política de mí gobierno con relación a ustedes,
continua invariable, es decir que sólo tendrán entrada a los Estados
Unidos, aquellas personas que clasifiquen dentro de estas tres
categorías: Enfermos crónicos, ancianos de 70 años y niños con
situaciones precarias de salud, y todos con patrocinadores. Los que no
clasifiquen dentro de estas tres categorías deben regresar a Cuba, y
realizar trámites en las Oficinas de Intereses de los Estados Unidos en
la Habana. Con estas tres categorías de parol podrán viajar los
familiares de los que clasifiquen.
Salieron
coléricos de la reunión, profiriendo palabras obscena en contra del
funcionario de USA. Estas palabras del embajador fueron como una bomba
de tiempo que tuvo su efecto al día siguiente.
La noche transcurrió tensa, muy tensa. El descontento, la desesperanza y frustraciones hicieron todo lo demás.
Tempranito
en la mañana, los residentes del campo #1 se fueron concentrando frente
a la puerta, que en esos momentos se encontraba despejada. Un numeroso
grupo, compuesto por unas 600 personas, gritaban libertad y visas. Eran
la 9 y 30 de la mañana del día 8 de diciembre de 1994.
Un
pelotón de soldados antimotines trató de entrar al campo, pero fueron
rechazados por una intensa lluvia de piedras, lanzadas por los furiosos
balseros desde el interior del campo.
Otro
grupo le prendía fuego a varias carpas, escuela, biblioteca, circulo
infantil, desbarataron el televisor, viraron servicios sanitarios, etc.,
etc. Los soldados hicieron un segundo intento por entra al campo, pero
fueron rechazados de nuevo.
Continuará