jueves, 19 de abril de 2012

Denuncia de la CCDHRN

Disidencia: José Daniel Ferrer, en 'condiciones crueles y infrahumanas'

El régimen corta los teléfonos de opositores que realizan un 'plantón' en Palma Soriano para exigir la libertad del líder de la UNPACU.
El exprisionero político José Daniel Ferrer, coordinador de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), "continúa detenido, supuestamente bajo 'prisión provisional'", en el cuartel de la Seguridad del Estado de Santiago de Cuba, conocida como Versalles, dijo este jueves la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN) que calificó de "crueles y infrahumanas" las condiciones en que se encuentra el disidente.
Ferrer fue detenido el pasado 2 de abril en un operativo de la Policía y la Seguridad del Estado que afectó a opositores de varias localidades santiagueras e incluyó allanamientos violentos de viviendas, registros, confiscaciones y dejó importantes destrozos.
La nota de la CCDHRN, firmada por el portavoz de esa organización, Elizardo Sánchez, indicó que hasta la mañana de este jueves "no se conocían los cargos formales" contra Ferrer, ni las autoridades habían facilitado al opositor "la designación de un abogado defensor (que, de hecho, tiene que ser un empleado del Gobierno)".
Ferrer "se encuentra sometido, más allá del confinamiento solitario, a una particular forma de tortura biológica", ya que, al igual que todos los detenidos en Versalles, "está expuesto a una enorme plaga de mosquitos que no le permiten dormir a partir del atardecer", advirtió Sánchez.
Añadió que en situación de prisión provisional se encuentra también el miembro de UNPACU Bismarck Mustelier Galán, residente en Palma Soriano, "quien ha sido internado en la prisión de alta seguridad de Aguadores".
"Debido al riesgo cierto de que ambos pudieran ser condenados a prisión solicitamos la especial atención al respecto por parte de las ONG de derechos humanos y de la comunidad y opinión pública internacionales", reclamó Sánchez.
Ferrer, condenado a 25 años de cárcel en la primavera de 2003, es uno de los miembros del Grupo de los 75 que se negó a aceptar el exilio como condición para ser excarcelado.
Según su esposa, la Dama de Blanco Belkis Cantillo, las autoridades amenazan con revocar su licencia extrapenal y devolverle a prisión bajo acusaciones de desorden público (por las protestas opositoras que organiza) y de recibir dinero del extranjero.
Varios miembros de la Unión Patriótica de Cuba y las Damas de Blanco realizaban este jueves un "plantón" en la casa de la activista Tania Montoya, en Palma Soriano, para exigir la liberación de Ferrer.
DIARIO DE CUBA comprobó que los teléfonos de Cantillo, Montoya y otros disidentes y Damas de Blanco habían sido interrumpidos.
El también exprisionero político del Grupo de los 75 Ángel Moya dijo el miércoles, a través de la plataforma Háblalo sin Miedo, que la casa de Montoya estaba "sitiada" por fuerzas represivas listas para "asaltarla".


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miércoles, 18 de abril de 2012

El cubano que gritó "Libertad" por todos los que callamos

18 de abril de 2012

El cubano que gritó “Libertad” por todos los que callamos

En la misa papal en Santiago de Cuba, un joven desesperado, como el resto de los cubanos, gritó “libertad”. De inmediato, como resortes, varios miembros de la Seguridad del Estado, disfrazados de miembros de la Cruz Roja, se lanzaron sobre él para golpearlo y detenerlo. Gracias a la tecnología se pudo filmar y sacarlo a la luz pública. Ahora estamos a la espera de que lo liberen o decidan levantarle una causa judicial por cualquier ley que se les ocurra. Es el deber de todos los cubanos que clamamos, exigimos libertad plena, el estar unidos para reclamar su liberación sin cargos. Gritar en una supuesta “plaza pública” no es delito, claro, pensando en el resto del mundo, no así en una dictadura. En Cuba, todo lo que atente contra la tranquilidad y los designios de los hermanos Castro, es un delito de lesa humanidad. Por desgracia ya el Papa está en Cuba y es historia para contar. Su Santidad vino a pasar revista a su tropa de cadetes con sotana, que han demostrado tenerle poca estima al situarlo al lado del Dictador. Yo, Ángel Santiesteban-Prats, un simple ciudadano que sueña con ser escritor, no aceptaría ubicarme al lado de los Castro, salvo que sea a la fuerza. Esa sería la única manera que lo lograrían. Con los hermanos Castro cero negociación, ese sería el mejor negocio para Cuba. Hay que barrer con su calaña y con los seguidores que chupan la leche que da la miserable vaca. El Papa llegó hoy a La Habana, mañana hará su misa y luego partirá. Y los cubanos seguiremos con la premisa de resolver nuestros problemas con la dictadura. Como diría una amiga, “el Papa ni corta ni da color”. Quizá mañana otros griten libertad. Cada cual tiene su manera de hacerlo porque está en su derecho, aunque muchos cubanos lo ignoren y otros prefieran ignorarlo. Lo cierto es que hubo un cubano que gritó “Libertad” y por ello está siendo abusado. Todo el poder caerá sobre su cuerpo. Pero lo que no podrán hacer los dictadores es apagar su grito de independencia que recorre el archipiélago como el ave que despierta los sueños. Y eso sí que nadie podrá ignorarlo.
Ángel Santiesteban-Prats 
 
 
 
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La CTC: una farsa al servicio de la dictadura

| Por Carlos Ríos Otero



LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -La Organización Internacional del Trabajo (OIT), de la cual es miembro la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), establece normas para preservar los derechos de los trabajadores, así como su libertad de asociación, y también para evitar la explotación infantil. Cuando lo anterior no se cumple, los trabajadores tienen el derecho a elevar quejas formales a la OIT.
La Central de Trabajadores de Cuba (CTC) es una farsa como organización sindical. El trabajador cubano que  critique la política oficial del partido único es, por lo general, expulsado de su empleo, por ser considerado “no confiable políticamente”, o, en el mejor de los casos, es disminuido en cargo y salario, por “falta de idoneidad”.
En Cuba, desde hace décadas los alumnos de enseñanza media han sido obligados, durante cada curso, a trabajar varias semanas en labores agrícolas, sin recibir remuneración alguna y la CTC no hace nada para evitarlo.
Desde que el General de Ejército Raúl Castro tomó el poder, los opositores, activistas de derechos humanos y periodistas independientes son acosados en sus moradas por las Brigada de Respuesta Rápida, instituidas por la policía política y el partido comunista. Estas brigadas paramilitares están compuestas en gran medida por empleados del Estado, que son sacados de sus centros laborales para que participen, durante su horario de trabajo, en estos mítines de repudio.
Con estos actos de violencia, las autoridades pretenden hacer ver ante la opinión pública internacional que todo el pueblo trabajador apoya al régimen. Por lo que, igualmente, los trabajadores que son arrastrados a tales acciones represivas, resultan también explotados moral, espiritual y físicamente por su único patrón, el Estado.
Muchos son los trabajadores que al negarse a hacer quórum en estos actos de repudio, han tenido dificultades en sus empleos, y resultado afectados por las medidas estatales de “falta de idoneidad”.
Por sólo citar unos pocos ejemplos: en los años 2010 y 2011, se usaron los empleados de la planta de medicamentos BIOFAM, que dirige un sobrino de los líderes de la revolución, para rodear el hogar de la activista de derechos humanos Sara Martha Fonseca. Empleados de la fábrica Suchell SA, fueron azuzados contra la opositora Maritza Castro. El periodista independiente Guillermo Fariñas fue  acosado por los empleados de la planta de IMPUD, de Santa Clara. Y la sede de las Damas de Blanco, fue hostigada por empleados del centro comercial Plaza Carlos III, la tienda por departamentos más grande de Cuba, que comercia en divisas, perteneciente a la red TRD, entidad administrada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).
En Cuba no existe libertad de sindicalización independiente, ni derecho de huelga. Tampoco son toleradas las protestas pacíficas para demandar mejoras salariales. Son consideradas como actividades enemigas, clasificadas como “Delito Contra la Seguridad del Estado” y penadas con rigurosas condenas de cárcel.
Los líderes de la CTC son funcionarios del partido comunista en todos los niveles. Los trabajadores cubanos desconocen quiénes son sus representantes ante la OIT, y se preguntan por qué la CTC permite que la policía política los use en eventos violentos que no se corresponden con los principios de la OIT.



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La guerra del periódico


| Por Julio Cesar Álvarez
La cola del periodico- Foto de Julio Cesar Alvarez
La cola del periodico- Foto de Julio Cesar Alvarez


LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -Disputas singulares han existido con nombres como Guerras del Bacalao, entre Inglaterra e Islandia, o la Guerra del Bonito, entre España y Francia e Inglaterra. Pero una como ésta, que se produjo entre dos ancianos, por un periódico, y donde la sangre sí llegó al río, posiblemente sólo puede ocurrir en un país como Cuba, donde las colas son un pasatiempo nacional obligatorio.
Desde hace casi medio siglo, en Cuba se forman y organizan colas para casi todo. Quizás no haya pueblo en el mundo con una experiencia tan vasta como el cubano en eso de ponerse uno detrás de otro para acceder a un servicio, comprar una libra de papas, o comprar el periódico del día.
Supongo que el extranjero no iniciado en los vericuetos de nuestra vida socialista, pensaría que bromeamos si le comentáramos que la mayoría de los cubanos para poder leer el periódico tiene que comprárselo a un revendedor, o tener en la casa a algún familiar que no trabaje y pueda madrugar en las enormes colas para adquirir el mini panfleto que publica diariamente nuestro  partido comunista -dizque para informarnos. El foráneo interlocutor se sorprendería aun más al saber que nuestros ancianos ostentan el monopolio nacional de la compra del periódico y frecuentemente riñen encarnizadamente en los estanquillos para comprar los ejemplares.
Y no es que nuestros viejitos estén particularmente interesados en las “noticias” y diatribas con que cada mañana nos castiga Granma, ni que no se les ocurra nada mejor que hacer cola. Sino que, si tenemos en cuenta que la pensión por jubilación promedio en Cuba es de apenas 10 ó 12 dólares mensuales, es fácil deducir que para muchos de estas personas de la tercera edad, los centavos obtenidos mediante la reventa del periódico significan la diferencia entre tener el estomago lleno o vacío.
Amanecía y nada presagiaba desgracia en la concurrida esquina de Luis Estevez y Calzada de 10 octubre, en el barrio de Santos Suárez, donde se ubica uno de los pocos estanquillos de periódicos del municipio.
Ese día, como no era fin de semana, no se repartían tickets numerados por orden de llegada para organizar la cola. Todos los involucrados en la cola, en su mayoría ancianos, debían asegurarse de no perder de vista a la persona que los precedía, para evitar confusiones e impedir que  alguien aprovechara para colarse.
Cuenta Gladys, una amiga anciana que vive en ese barrio, que la venta del diario comenzó y transcurrió sin contratiempos, hasta que Gerardo, un anciano famoso ya entre los asiduos coleros por su manía de colarse cuando ve que se están acabando los periódicos y corre el riesgo de quedarse sin comprar, volvió a sus andanzas e intentó colarse descaradamente.
“Solo que trató de colarse delante de Raúl, un viejo cascarrabias que no le deja pasar una a nadie”, cuenta Gladys.
En el preciso momento en que Gerardo intentó ponerse delante de Raúl, este lo agarró por el brazo y, sin mediar palabras, le propinó un empujón que lo lanzó de cabeza contra el contén de la acera. Cuando logró levantarse, Gerardo sangraba por la cabeza y se notaba desorientado.
Julio, un anciano que siempre hace cola simultáneamente en dos estanquillos para coger doble cantidad de periódicos, cuenta que el corre corre de viejos que se formó cuando empezó la bronca fue tremendo.  La escena parecía de una película e acción, pero en cámara lenta, porque por mucho que se esforzaban por alejarse de la bronca, los viejos sólo podían hacerlo a la velocidad que sus achaques y bastones les permitían.
“Es inconcebible que en este cabrón país le rompan la cabeza a uno por un periódico de mierda, que a fin de cuentas nunca dice nada”, dice Julio, sin dejar de reírse.
La guerra del periódico acabó con la llegada de una patrulla de la policía, que llevó a Gerardo para el hospital, donde le cosieron la herida, y a Raúl para la Estación de policía.


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No mentir jamás


| Por René Gómez Manzano
LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -En Cuba, el régimen castrista, utilizando la neo-lengua que él mismo inventó, exhibe en grandes vallas una frase de su Máximo Líder: “Revolución es no mentir jamás”. A fuer de sincero, debo decir que esa tajante afirmación no se ajusta demasiado a numerosos planteamientos que se han hecho a lo largo de este medio siglo.
¿Acaso no se aseguró en un principio que “la Revolución no era roja, sino verde como las palmas”, para luego reconocer eterna fidelidad al comunismo? ¿Y en la década de los setenta no se declaró que en Angola no había ni un solo cubano combatiendo, para luego reconocer que nuestros compatriotas muertos allí se contaban por miles?
Los que “no mienten jamás” también hicieron al pueblo muchas promesas no cumplidas: En el “futuro luminoso de la Patria” íbamos a producir “más queso que Francia y más leche que Holanda”; también habría zafras azucareras de diez millones de toneladas.
En realidad, los falsos ofrecimientos comenzaron mucho antes: En 1953, en el documento conocido como “La historia me absolverá”, Fidel Castro planteó: “Hay piedra suficiente y brazos de sobra para hacerle a cada familia cubana una vivienda decorosa”; “los mercados debieran estar abarrotados de productos, las despensas de las casas debieran estar llenas”; y “lo inconcebible es que haya hombres que se acuesten con hambre mientras quede una pulgada de tierra sin sembrar”.
Con toda seguridad, cualquier cubano de hoy puede decir qué hubo de cierto en todas esas hermosas promesas de logros materiales, y en qué medida se ajusta esa rosada escenografía a la bochornosa realidad del día de hoy.
Pero es probable que la más infame mentira de los que aspiran a que no haya cambios sustanciales y a dejarlo todo como está (y que por eso, con lógica pasmosa, se llaman a sí mismos “revolucionarios”) es la de difamar a los verdaderos patriotas, con lo cual dejan inerme a la Patria, al privarla de sus más admirables paradigmas.
Cesantean, aíslan, golpean, encarcelan, fusilan y hasta dejan morir de hambre a hombres excepcionales como Pedro Luis Boitel u Orlando Zapata Tamayo, que demostraron estar dispuestos a ofrendar sus mismas vidas por lograr un futuro mejor para todos. Persiguen —pues— a los que sí están dispuestos a cumplir la máxima martiana: “La Patria es ara y no pedestal”.
Mientras tanto, tratan de hacer creer que sólo los sobornos o las órdenes provenientes del extranjero pueden motivar deseos de cambio en el pueblo cubano, y muestran al mundo un país donde se encarcela a los apedreados y pateados por “alterar el orden público”, mientras los miembros de las delincuenciales “brigadas de respuesta rápida” organizadas por el régimen gozan de absoluta impunidad.
En el ínterin, algunas de las víctimas de las severas golpizas y los malos tratos de policías y carceleros, mueren de tiempo en tiempo, pero, según la versión oficial, nunca a resultas de las tundas y el abandono criminal denunciados por sus hermanos de ideales, sino a causa de dolencias inesperadas, tales como “pancreatitis” o “neumonía”.
Al propio tiempo, ese país tan interesado en que todos conozcan la verdad, ha prohibido toda publicación foránea y vedado el acceso a internet, gasta millones de dólares en interferir la radio y la televisión extranjeras, y no permite la entrada al país ni la visita a las prisiones de los relatores de la ONU, la Cruz Roja ni otras prestigiosas organizaciones internacionales.
Es así como pueden “no mentir jamás” sin que el pueblo se entere de que han sido rebatidos, sin la presencia de testigos y con absoluta impunidad.


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martes, 17 de abril de 2012

Grupos disidentes convocan a una reunión nacional por la democracia

Será el 10 de diciembre de 2012 en La Habana y en el exterior.

Nueve organizaciones disidentes convocaron este martes un encuentro nacional que se celebrará el 10 de diciembre de 2012 en La Habana y en el exterior.
La "Reunión de la Nación por la Democracia" tendrá como objetivo debatir "las acciones a emprender para lograr —en el más breve plazo posible y en cualquiera de los escenarios potenciales— la instauración de una sociedad democrática donde impere un estado de derecho".
El comunicado fue distribuido por la opositora Martha Beatriz Roque y ha sido firmado inicialmente por las siguientes organizaciones: Casa del Preso Ernesto Díaz Madruga, Coalición Central Opositora, Frente Nacional de Resistencia y Desobediencia Civil Orlando Zapata Tamayo, Fundación por la Libertad de Expresión, Movimiento Femenino por los Derechos Civiles Rosa Park, Movimiento Independiente Opción Alternativa, Movimiento Opositores por una Nueva República, Partido Social Demócrata de Cuba y Red Cubana de Comunicadores Comunitarios.
"Podrán participar todos los interesados en el proyecto, tanto residentes en Cuba como en el extranjero, e incluso personas relacionadas con el tema cubano que no formen parte de la nación", señaló la nota.
Las solicitudes de participación se realizarán a través de las organizaciones que firman la convocatoria o por el correo electrónico reunionnacioncubana@gmail.com





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Salir del atrincheramiento y hacer política

Salir del atrincheramiento y hacer política

Por Dr. Darsi Ferret
La Habana, Cuba. 16 de abril de 2012.

La recién concluida Cumbre de las Américas fue una buena ocasión para discutir con veracidad el asunto de la oveja negra cubana. Pero se quedó en el tintero. Otra vez se puso en práctica los remanentes de la vieja política trasnochada de la Guerra Fría, para intentar manejar a este díscolo sujeto descarriado en el hemisferio desde hace más de medio siglo.
Son numerosas las aproximaciones desajustadas con el obtuso régimen que no da señas de asumir la necesidad de adoptar reformas verdaderas. Por un lado, Estados Unidos con su embargo comercial transformado en una práctica de consuetudinario "jab" para mantener la distancia, y sin efecto pretende aislar al totalitarismo antillano; por otro, la Unión Europea con su frágil valladar de la Posición Común, que no pasa de ser un reproche moral muy comedido hacia la dictadura, mientras permite que desde su zona les hagan llegar solapadamente financiamientos y tecnologías; que decir de los países latinoamericanos, simpatizantes abiertos, disimulados o indiferentes de las violaciones a los Derechos Humanos que a diario pone en práctica el régimen cubano, se desgastan en el intento de ponerle colorete a la única y más vieja dictadura militar del continente, y pujan por recibirla como un invitado más en las reuniones democráticas.
Todas estas políticas parecen resistirse al cambio de enfoque y de aproximación a los problemas irresolutos que imponen en la época actual las modernas dinámicas de la Globalización. Sencillamente, el mundo marcha aceleradamente hacia otra fase comunicativa, de interrelación cada vez más profunda y activa entre las naciones. ¿Cómo justificar la insistencia en el aislamiento a la antigua para tratar el caso cubano? Y a la vez, ¿cómo persistir en ver a la dictadura militar cubana como un país común y corriente? La inclusión también va con Cuba, pero no como una nación estable, democrática y en el camino de la integración con el resto del mundo. Hay que incluirla en todas las esferas de interrelación global, pero para esperarla en la puerta con escoba democrática en mano y todo el tiempo que dure cada evento pasarlo dándole escobazos democráticos con ella a los ilegítimos representantes isleños, recordándoles que no son iguales al resto de los presentes y que no se les acepta su constante metedura de forro.
Los detentores del poder de la presente Cuba son miembros de una casta depredadora que hace más de medio siglo mantiene secuestrada la soberanía mediante el uso de la fuerza y que ejercen un total desprecio por la voluntad popular. Por tanto, en el marco del escenario nacional, continental y mundial no tienen legitimidad alguna, y esa incómoda verdad hay que reprochársela cada vez que haya oportunidad de hacerlo. Gobiernan a base de intereses y antojos con el único fin de conservar sus privilegios y obligar al pueblo cubano a vivir en la miseria bajo el prisma de su estrechísima visión del mundo. El cubano es un pueblo secuestrado, similar a las victimas que sufren a manos de las FARC u otro tipo de delincuentes. Lo único que acumula es creciente sufrimiento, constantemente arreado hacia la explotación por dictadores que se han adueñado del país y lo utilizan como una finca familiar.
Aceptar a la dictadura de los Castro en todos los escenarios políticos no está mal, siempre que no se lleve a la mesa como un invitado más y que se sientan a gusto para desatar sus andanadas de insultos, o ataques contra el sistema democrático que sí ha elegido al resto de los presentes, y convertir esos sitios en tribunas desde donde acusar a su eterno enemigo a muerte, al que sin embargo le compra comida, medicamentos y le suelta el excedente poblacional que no tiene cómo mantener y, para colmo, le acepta subvenciones, los Estados Unidos de América. A esa Cuba que se quiere aparecer en esos sitios hay que tratarla como se merece: como peligroso derrelicto que intenta siempre sabotear el proceso democrático e integrador. Hay que aprovechar todos los encuentros para zarandearla con las verdades que se acomoda en no escuchar.
Pese al esquema que parece flotar como certeza de Perogrullo de que el presente gobierno de la Habana no constituye un peligro para la estabilidad del continente, tal como activamente persistiera en serlo antes, la verdad está a la vista. La dictadura isleña ha promovido y promoverá todo tipo de organización regional o gobierno que enfrente al Norte de América con el resto de las naciones del continente, cuestionando o emponzoñando desde dentro de los marcos democráticos de la región, similar a lo ocurrido en Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Honduras y Haití. Así también remacha los viejos clichés de desconfianza, odio y temor hacia unos Estados Unidos diabolizados. Se ha visto que esto es algo que parece muy oportuno para personales intereses en determinadas élites gobernantes de América Latina. Por lo cual, comienzan a surgir como hongos en el panorama político del área instituciones sin verdaderos ánimos de integración económica incluyente, sino politizadas como la CELALC, ALBA, UNASUR y otras que deben andar aun cocinandose, francamente exclusivas del miembro más poderoso e influyente, los Estados Unidos, lo que es un absurdo criminal para sus propios pueblos.
No obstante, los gobiernos que apoyan estos experimentos, presentados como cumbres de los países del Sur realmente integradoras se autoengañan. La presente debilidad del régimen cubano no le permite hacer su vieja política de intervencionismo armado y subversión violenta, pero la metástasis de su naturaleza destructora del Estado de Derecho sigue viva y se filtra en cancillerías, partidos, instituciones y supuestas políticas nacionales, en donde constantemente intenta poner en práctica la trasnochada intentona de excluir a los Estados Unidos, a nombre de una unidad latinoamericana sin visos de conformación económica real, y donde más bien se ponen en activo viejos rencores y desconfianzas hacia el mayor mercado del mundo en bienes, servicios y proyectos materiales para el desarrollo. Esas acciones irresponsables, practicadas por no pocos gobiernos, ponen bajo una cruda luz los enormes defectos institucionales de las democracias y sistemas políticos del área Latinoamericana.
Lo que debe quedar claro es que los actuales y autoproclamados representantes del archipiélago cubano NO representan la voluntad del pueblo, sino a ellos mismos. Y gozan de tal grado de ilegitimidad como el que tuvieron en su momento Trujillo, los Somoza, Duvalier, Pinochet, Velazco Alvarado, los generales de la junta militar argentina y todo el resto del club de los regímenes que se han encargado de estrangular el respeto a las libertades y derechos fundamentales de sus pueblo
 
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Por qué Vietnam sí y Cuba no?


El país asiático, devastado por la guerra, emprendió reformas que han hecho crecer su economía.
Islas Ly Son, provincia Quang Ngai, Vietnam central. Abril de 2012. (REUTERS)
En un artículo titulado "Vietnam, un país en constante Doi Moi", publicado en el diario Juventud Rebelde del pasado domingo 8 de abril, Niliam Vázquez García planteó que "el pueblo palpa en las calles, en la prosperidad de los negocios familiares, quizá hasta en el aire, los logros de más de dos décadas de Doi Moi, proceso que contempla la introducción de las lógicas del mercado en la economía, pero con orientación socialista". Y agrega que los vietnamitas en "poco tiempo se han convertido en exportadores de petróleo y otros productos, así como en los segundos productores de café del mundo". Me uno a tan merecido reconocimiento a ese laborioso y tenaz pueblo, pero considero provechoso, junto al homenaje, promover la reflexión acerca del porqué Vietnam pudo y Cuba no ha podido.
Durante la última de las guerras de ese país, finalizada en 1975 contra la mayor potencia militar del orbe, sobre su territorio se arrojó un número de bombas tres veces superior a las empleadas durante la Segunda Guerra Mundial, el 15% de su población pereció o resultó herida y el 60% de las 15.000 aldeas del sur del país fueron destruidas. Como si todo eso fuera poco, después tuvo que enfrentar el bloqueo económico y los ataques fronterizos.
Concluida la contienda bélica y reunificada la nación, Vietnam comenzó prácticamente de cero. El sistema de economía planificada, que se extendió de Norte a Sur, hundió al país en el hambre y la superinflación. Ante el fracaso, la tendencia reformista del Partido Comunista respaldada por los cuadros más jóvenes se impuso a la tendencia conservadora y en 1986 proclamaron el Doi Moi (Renovación), bajo el lema "Reforma económica, estabilidad política", mediante el cual se comenzó a introducir los mecanismos de mercado, la autonomía de los productores, el derecho de los nacionales a ser empresarios y la entrega de tierra en propiedad a los campesinos.
El Doi Moi, dirigido a desarrollar la iniciativa, el interés y la responsabilidad de los productores, en su primer momento condujo a una crisis económica provocada por la lentitud, el burocratismo y los enemigos del cambio, que terminó con el despido masivo de los cuadros conservadores del Partido. Luego, al producirse el derrumbe del campo socialista, la tendencia reformista continuó el camino de la profundización y de la renovación permanente de los cuadros del Partido Comunista. El resultado fue tan evidente que EE UU en 1993 dejó de oponerse a la concesión de créditos, en 1994 suspendió el embargo y en 1995 restableció las relaciones diplomáticas.
En 2001, Vietnam devino segundo exportador mundial de arroz. Para lograrlo, además de dedicar una mayor extensión a este cultivo e introducir cambios tecnológicos, lo determinante fue, sin lugar a dudas, la voluntad política de los gobernantes que situó los intereses de la nación en primer lugar y emprendió, de hecho, los cambios de todo lo que realmente era necesario cambiar: se generalizó la economía de mercado, se definieron múltiples formas de propiedad, se eliminó el monopolio de la propiedad estatal y pasó a segundo plano la planificación socialista.
De tal modo el Doi Moi, a diferencia de Cuba, concentrando en las transformaciones internas, logró que la economía produjera alimentos para sus más de 80 millones de habitantes; que ocupara el segundo lugar en la exportación mundial de granos; el segundo en la exportación de café (el presidente del Consejo de Estado de Cuba reconoció que los cubanos, que enseñamos a los vietnamitas a cultivar el aromático grano, tenemos que comprarlo en el exterior); el primero en pimienta, a lo que se añade las ventas de petróleo, zapatos, productos electrónicos y otras producciones. A la vez que la inversión extranjera alcanzó decenas de miles de millones de dólares. Esos resultados le permitieron a Vietnam rebajar la pobreza del 60% al 5% de su población.
Por su parte a Cuba —que también cuenta con un pueblo laborioso, inteligente y dotado de una alta formación profesional— le ha faltado la voluntad política para implantar un modelo económico capaz de despertar el interés por la producción. En 1986, cuando en Vietnam se aplicó el Doi Moi, en Cuba se optó  por la Rectificación de Errores y Tendencias Negativas, un proyecto, si así puede llamársele, dirigido a impedir la influencia de la Perestroika iniciada en la Unión Soviética. Luego, en 1993, obligado por las circunstancias, ante los efectos del derrumbe del socialismo en Europa Oriental, se implementó un pequeño grupo de medidas —coyunturales y aisladas— que tres años después fueron paralizadas por la contrarreforma iniciada en 1996.
De forma similar, pero con resultados opuestos a la producción arrocera vietnamita, ante el decrecimiento de la producción de azúcar en Cuba de algo más de 8 millones de toneladas en 1990 a solo 3,5 millones en 2001, el Gobierno anunció la Reestructuración de la Industria Azucarera y la Tarea Álvaro Reinoso, con el propósito de producir seis millones de tonelada. Para cumplir esa cifra —que se había logrado en el país desde 1948— se cerraron 71 de los 156 ingenios existentes y se redistribuyó el 60% de las tierras destinadas a las plantaciones de caña para otros cultivos. El resultado fue el descenso de la zafra del año 2005 hasta 1,3 millones de toneladas (cifra que había sido producida en el año 1907). Doce años después de ese fracaso, el 31 de marzo pasado, el vicepresidente del Consejo de Ministros, Marino Murillo planteó que el Ministerio de la Agricultura "presenta un estado económico-financiero desfavorable por varios años, el cual influye negativamente en la gestión empresarial" y reconoció "que han sido insuficientes las acciones y medidas adoptadas hasta la fecha para revertirlo" ("Trabajar con integralidad ante cada problema", Granma, jueves 5 de abril de 2012.)
La diferencia salta a la vista. El Gobierno cubano sigue empeñado en un modelo obsoleto e inviable, y hasta ahora se niega a que sus nacionales participen como verdaderos sujetos de los cambios. Continúa pendiente la reforma de la actual estructura de propiedad, cuyo fundamento político tiene que ser la pluralidad y la oportunidad de participación. La gran diferencia con Vietnam es que la demora para emprender los cambios en Cuba le ha dado carácter estructural a la crisis, lo que hace imposible a estas alturas limitar las transformaciones a algunos aspectos aislados de la economía. Ahora, de forma simultánea, habrá que introducir transformaciones en el ámbito de las libertades ciudadanas; única forma de que Cuba, como Vietnam, también pueda.


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